5.10.11

Las palabras pueden cambiar su evocación


Volver no tiene porqué ser malo. Al menos no siempre. Aunque desde luego suena mal al primer golpe, 'volver' puede significar reencuentros, patatas bravas y cacaolats. Compartir recuerdos. Calles e idiomas conocidos, fútbol, jamón, paellas y durums. También puede significar menos chinos y grandes e históricas ciudades más cerca, aerolíneas de bajo coste. Menos nacionalismos y más pluralismo. Menos diferencias entre clases sociales, menos vergüenza ajena, menos incomodidad. Varios bares a los que puedes llegar caminando y meter cualquier buen y barato restaurante en el camino. Grandes monumentos sin siquiera pensar en el coche. Grandes vinos. Volver caminando a casa después de una buena y larga fiesta y que además no sea solo. Wilburd.

Grandes y pequeños placeres conocidos que están ahí esperando, justo al bajar del avión y también al girar la esquina.

Cuando el verano acaba en una parte del mundo, empieza en otra. Y así puedes seguir escapando de las gélidas sombras. (Desgraciadamente eso pasa también en invierno y la frase anterior se vuelve un poco confusa.)

Volver. No me parece tan fea la palabra como me lo parecía hace un año.

2 comentarios: