El viaje a Singapur ha roto completamente mis expectativas. Lo que esperaba de Kuala Lumpur, que era demasiado, lo sobrepasó por mucho Singapur.
Singapur me quitó cualquier intento futuro de querer conocer mejor Kuala Lumpur.
Singapur es primerísimo mundo; lujo desmedido incluso, aunque sin llegar a asfixiar. Limpieza extrema. Edificios increíbles e interminables. La arquitectura es del mejor nivel, con una concentración de 'edificios de foto' que no he visto nunca. Plazas asombrosas. Hoteles gigantes con centros comerciales dentro. Centros comerciales cada demasiado poco. Calles de varias manzanas de tiendas de lujo consecutivas. Casas tipo 'embajada' muy cerca del centro de la ciudad. Poquísimo tráfico todo el día, las horas pico son de risa. Un montón de coches de lujo circulando por doquier. Chinatown es muy bonita y Little India no se queda atrás. La bahía/río es increíble de día y muchísimo más de noche.
Viajar a Singapur es un poco caro si gustas de tomar cosas 'con buenas vistas'; pero también es muy accesible si no. No es que me guste el lujo más que lo lógico, pero hay viajes para todo y si en algún momento hay ganas de viaje tranquilo con presupuesto laxo, viajar a Singapur es una de las mejores opciones.
Me encantaría vivir algún día en Singapur, la verdad. Otro país y ciudad más a la lista. Imagino que los sueldos por aquí son estratosféricos. Creo que esto es exactamente lo que Kuala Lumpur intenta ser, su espejo.
Es tan limpia y lujosa que parece un decorado de cine. Si viera una película rodada aquí, pensaría que es una hollywodiense tonta demasiado arreglada.
Según dicen en el Bus Turístico, Singapur es el primer exportador de coches de segunda mano a Japón porque este es uno de los países (o ciudades) más caros para mantener un coche: hay unos impuestos muy altos por contaminación, y como coches más nuevos ensucian menos, los coches viejos son demasiado caros.
Pero a cambio potencian bastante el transporte público. No así las bicicletas, que se ven muy pocas a pesar de que toda la ciudad es bastante plana.
Muchos chinos. Pero el único problema de estos es que por alguna razón que no explican, odian las fotos. ¡Los chinos! ¡El mayor fabricador de cámaras del mundo odia que le hagan fotos! Tuve varias malas caras por ello. No entendimos...
Pudimos entrar a un templo Hindú sin ningún problema en horas que se suponía cerrado al 'público', entre sonrisas y rezos, en pantalón corto y mangas sudadas. Y hacer todas las fotos que quisimos. Y aún menos problemas y ropa para entrar a uno Budista, aunque éste parecía más un museo, demasiado arreglado. Pero figuras y luces increíbles: más fotos. (¡Pssst! ¡Otra pista! *)
Nos quedamos muy cortos en la previsión del viaje a Singapur. Yo le habría puesto tranquilamente dos días más (el doble).
Y se los pondré.
* Para entender esto hace falta leer el post anterior.
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