11.2.11

De patriotismo y la estupidez humana

Hoy ha habido una GRAN cena familiar. 26 personas entre tíos y primos, primos políticos, hijos de primos, padres de primos políticos, tíos de primos, primos de primos y novias de primos de primos. Yo lo tenía fácil: Hola, soy el sobrino/primo español.

Después han empezado los insultos. El problema: había 'paella' para cenar. De paella tenía solamente los ingredientes, que aunque muy buenos, insuficientes para ponerles tan alto linaje. Digamos que los ingredientes eran más o menos los correctos, la mezcla no tanto. Tengo que decir que aunque no era Paella, sí era un arroz bueno. Pero no era Paella.

Bien, como español que soy, supuesto experto entre tanta inopia, un primo me ha preguntado un tanto extrañado si la paella debía llevar aceitunas. Ante mi respuesta, obvia, llegaron por parte de tíos y tíos segundos, viajados ellos, los primeros improperios entre los cuales cupo el 'no tienes ni idea', 'la paella puede llevar lo que tú quieras ponerle', el fantástico 'los catalanes no tenéis ni idea de paella, porque esto es arroz a la valenciana' y el imborrable 'a mí me han dicho que hago la paella mejor que en Madrid'. Genial y perfecto iniciador de conversaciones. Siguieron: Que si al Hot dog (típico por aquí) puedes ponerle lo que quieras, a la paella también. Que si he probado la paella con conejo o con cabrito. Que a ver si no estaba bueno el arroz con cualquier cosa, incluso con frankfurt. Se me ocurrió apuntar que si bien la paella tenía su origen en Valencia, 'la mejor paella' podía comerse, también, en Catalunya. Insultos de nacionalista-separatista al canto.

No era paella ni en sabor ni en color ni en textura, nada de lo cual, prometido, saqué a colación porque mi discusión no era con el cocinero.

No sé bien cómo, la discusión derivó a un gran tema de la gastronomía chilena: el vino. Juran y perjuran que, internacionalmente, el vino chileno está valorado mejor que el español y hasta que el francés o el italiano. Juro por dios que creen que todo su vino es espectacular, mejor que cualquiera, y todos parecen estar de acuerdo. En estos días he tenido oportunidad de probar vinos chilenos cuyos precios en España difícilmente querría permitirme, y mi bastante humilde veredicto es que si bien son buenos, tienen otra concepción del vino tinto. No he notado la más mínima astringencia, aún habiéndola pedido explícitamente; ni he notado nada que no sean frutas; ni he encontrado el cuerpo del que presumen; ni los supuestos taninos; ni he saboreado ningún vino que no sea prominentemente dulce. No diré que son vinos para postre, porque sí hay mucho vino muy bueno, pero nada parecido a los Rioja, mis preferidos. Casi todo el buen vino de aquí es el 'típico para mujeres' según el experto en vinos de una conocida tienda pija de Santiago, es decir, Merlots y Carmeneres.

Imposible que entiendan que un buen enólogo puede y debe sacarle mejor sabor a una mezcla de cepas de uva de lo que puede con un vino monovarietal. No entienden que a alguien pueda gustarle mínimamente el vino y no sepa de variedades, '¿Cómo que no sabes qué variedades de uva llevan los Rioja? Los vinos de más de una cepa, los menos, en Chile se llaman 'assemblage', y aquí son vistos como algo curioso, raro y casi de mala calidad.

Sabéis que no me importa discutir y que incluso, a veces, hasta me gusta, pero juro que todo lo que dije fue 'en defensa propia' y del sentido común. Ni medio ataque a nadie.

Al final de todo incluso recurrieron al futbol para seguir insultando (WTF!!!) y acordarse de noséqué 5-0 que España perdió con Alemania vetetúasabercuando. Prometo que ni nombré el Mundial ni la Eurocopa, pobres. Y todo eso con mis aclaraciones de que la Premier es mucho mejor liga que la liga española, que los vinos chilenos son bastante buenos y que me encanta el pan de aquí. No importaba, ya era el español que era más español que el Rey y el catalán nacionalista que creía que Catalunya era mejor que el resto de España y que todo lo que se produce en Catalunya es mejor que en el resto del país. De verdad piensan que esas dos cosas no son incompatibles. Cree el ladrón, que todo el mundo es patriota-nacionalista extremista.

Ligeramente vergonzante; bastante perturbador; altamente conveniente para la práctica de la paciencia y la compasión y todo eso sin perder de vista que te puedes reír de ellos haciendo ver que te ríes con ellos.

Mi moraleja de la noche es que los chilenos tienen demasiado desarrollado su sentido del patriotismo, hasta niveles vergonzosos, exagerados y hasta diría que peligrosos. Cosa que ya sabía, pero siempre incomoda que te lo recuerden.

Perdón por la parrafada, pero vengo calentito como el vino que se sirve aquí, nunca por debajo de los 20 grados y siempre a temperatura ambiente aunque hagan 36 grados a la sombra.


ACTUALIZACIÓN TARDÍA: Debido a ciertas pieles finitas, me veo en la obligación de apuntar que nada de este blog debe ser tomado demasiado en serio, que no aseguro que cualquier post, ni el post completo, pueda ser verdad y que desde luego me gusta exagerar y hasta mentir por escrito. Me gusta la idea de no dejar que la verdad estropee una buena historia. Así sea.

2 comentarios:

  1. Sólo Jesulín definiría tu crónica con maestría en 2 palabras: IM-PRESIONANTE

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  2. Ah! Eres Beto! Me habías confundido... jaja! Gracias! :)

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